Ante la noticia ya confirmada de que la Consejería de Sanidad ha firmado un “Convenio de colaboración con Cruz Roja" según el cual esta entidad asumirá la gestión de la promoción, captación y donación de sangre de modo exclusivo en toda la Comunidad de Madrid, la ASOCIACIÓN DE EMPLEADOS DEL CENTRO DE TRANSFUSIÓN DE MADRID (ADECETMA) desea dejar clara su postura ante dicho convenio.
Como en
repetidas ocasiones hemos mantenido, el argumento del Consejero de Sanidad, Sr.
Fernández-Lasquetty de que no se trata de una “externalización” cae por su
propio peso, puesto que tal como él mismo dijo en la Asamblea de Madrid,
"es un acuerdo, un convenio” con la Cruz Roja conforme al cual cada uno
nos vamos a ocupar de una tarea".
La sangre es un producto único que solo se consigue mediante la donación altruista de todos los donantes. Una vez donada, se fracciona y analiza para finalmente distribuir sus componentes a toda la red hospitalaria de la Comunidad de Madrid. Y es precisamente el primer eslabón de esta cadena, la donación altruista lo que el gobierno regional pretende que deje de ser gestionada por el servicio madrileño de salud para que pase a manos de una entidad que en ningún caso puede considerarse pública. En palabras de la Viceconsejera Patricia Flores se va a llevar a cabo este convenio por la labor solidaria que hace la Cruz Roja. Pero no hay que olvidarse que aquí la solidaridad la llevan a cabo los donantes que acuden voluntariamente a donar sin ninguna contraprestación económica. Sin embargo, y tal y como ha confirmado la Viceconsejera, a partir de ahora la bolsa de sangre sin analizar tendrá un precio de 67 euros, es decir que el Centro de Transfusión que hasta ahora recogía gratuitamente la sangre, tendrá que abonar esa cantidad a la Cruz Roja por cada “bolsa de sangre” que esta ONG extraiga de un donante. Desde ADECETMA denunciamos que con este acuerdo los estándares de calidad se verán amenazados. Si el primer eslabón de la cadena, el equipo de colectas encargado de la selección del donante, deja de pertenecer a la red pública sanitaria, corremos el riesgo de que la prioridad pase de ser la selección del donante a la cantidad de bolsas extraídas en la colecta.
En 1988 se creó
por Real Decreto el Centro de Transfusión de la comunidad de Madrid, para
unificar los distintos bancos de donación que existían hasta entonces, desde la
Hermandad de Donantes de Sangre, hasta el Instituto de Hematología pasando por los diferentes bancos de sangre
que cada hospital público tenía en sus instalaciones (nunca entendimos por que
no se hizo lo mismo con la Cruz Roja). El Centro ha ido creciendo hasta tener
una plantilla de 220 trabajadores más una flota de 7 autobuses, 5 furgonetas y
3 turismos. En el CTCM se procesan
analizan y distribuyen más de 200.000 unidades de sangre al año para toda la
red hospitalaria pública madrileña, llegando casi al autoabastecimiento. Y se
realizan más de 345.000a análisis a donantes, se colocan más de 100.000
carteles informativos y se envían más de 1.600.000 sms a los donantes. Los productos
distribuidos por el CTCM están valorados en más de 42.500.000 euros al año. Y
lo que es más importante, que a los centros públicos de la Comunidad de Madrid
no se les factura ni los productos sanguíneos ni las pruebas realizadas. Con el
nuevo convenio, el 60% de la plantilla se verá afectada, entre despidos y
traslados forzosos a otros centros del SERMAS, que a su vez tendrán que
reorganizar sus plantillas con la pérdida de empleo que ello supondrá también
en los centros receptores. Además, el parque móvil pagado con fondos públicos
por todos los contribuyentes, se cederá íntegramente a la Cruz Roja.
Desde esta
Asociación, nos preguntamos si, una entidad como Cruz Roja que antepone a su
nombre las siglas ONG, no debería limitarse a complementar, nunca reemplazar,
las funciones que realiza el Centro de Transfusión. En los últimos meses Cruz Roja había perdido
el servicio de distribución de sangre con el grupo privado de Hospitales
Madrid. Parece como si el gobierno regional hubiera acudido al rescate de esta
entidad.
La
propia Cruz Roja reconocía en una de sus Asambleas Generales (2007) que, en lo
relativo a la donación de sangre “la expansión del Sistema Nacional de Salud ha
generado recursos suficientes para cubrir las necesidades actuales. La labor
que Cruz Roja puede aportar puede enmarcarse en la de promoción de la donación
altruista”. Promoción, es decir sensibilización, concienciación, una labor más
en consonancia con la función de voluntariado de una ONG, no el control de un
servicio público como es la extracción de sangre y la atención al donante.
En Madrid, hasta hoy a Cruz Roja se le ha
permitido (por razones nunca explicadas) dedicarse a la distribución de sangre
a los hospitales privados. Y, cuando era necesario, y dentro de un acuerdo de
colaboración aportaba al CTCM en torno al 10% del total de la sangre
distribuida por éste. Dejando al margen que el personal del CTCM podría haber
obtenido el 100% de la sangre si no se hubiera encontrado permanentemente en
las calles la competencia desleal de las unidades móviles de Cruz Roja, un 10%
es colaboración; poner en régimen de casi monopolio la obtención de la sangre
no es colaboración, es sustituir las funciones básicas y esenciales de los
servicios públicos. Y esto no es objetivo ni función de una ONG.
Si la finalidad de dicho convenio realmente es
organizar de una manera sensata la donación de sangre, ¿cuál es el argumento
que justifica que una de las actividades propias del Centro de Transfusión pase
íntegramente a una entidad de gestión privada, que tradicionalmente ha
abastecido de sangre exclusivamente a hospitales privados?
Si hablamos en
términos cualitativos, es incuestionable la labor realizada por los
profesionales del Centro de Transfusión en el desarrollo de sus funciones, lo
cual redunda en una altísima calidad en todo el proceso: desde el trato al
donante hasta que la sangre llega al hospital, público o privado, que la
necesita.
Estos datos nos
alejan del concepto de duplicidad que desde la Consejería se empeñan en
denunciar. En Madrid es el único lugar de España que existe ya que en el resto
de las CC.AA la gestión, captación y promoción de la sangre se hacen desde la
red pública sanitaria de cada comunidad.
¿Es
"sensato" que se le cedan las herramientas y los recursos necesarios
para obtener una parte tan importante de esa materia prima, la sangre, sin la
que un centro de transfusión no tiene sentido, a una empresa privada que solo
suministra a cada vez menos hospitales privados? ¿Debemos confiar en que en un
futuro seguirán suministrándola al Centro de Transfusión en lugar de
proporcionársela a otro pagador mejor para que la procese y distribuya? ¿No
será este el principio de una posterior privatización del Centro de Transfusión
tan codiciado por algunas empresas farmacéuticas?
Sensato es que
un sistema público garantice que el proceso de donación de sangre llegue a
todos los ciudadanos en función de las necesidades reales al margen de ningún
otro criterio, como puede ser el económico. No puede haber otro objetivo
distinto de la calidad del producto y la seguridad del donante
Sensato es que
todo este proceso lo realicen profesionales altamente cualificados y preparados
para intervenir y dar servicio en cualquier situación. Esos profesionales que
nos han demostrado su capacitación y altruismo en las situaciones de
emergencia, que por desgracia se nos han presentado en más de una ocasión, sin
necesidad de ir respaldados por las siglas de una entidad humanitaria. Con
motivo de su participación en la atención de las víctimas del 11M, el CTCM
recibió la Medalla de Honor de Madrid.
Sensato es que
un sistema público garantice la continuidad de ese servicio. ¿Qué ocurrirá si,
una vez esté en vigor el convenio, surge algún conflicto laboral en la nueva
empresa responsable de las colectas? ¿Qué pasará entonces, cuando ya se haya
desmantelado el servicio de colectas público?
En definitiva,
no tiene sentido que se privatice un servicio público que funciona al 100% y
que, tal y como reconoció el Consejero en la Asamblea de Madrid: "el trabajo
excelente de médicos, enfermeras, técnicos, conductores que, durante todos
estos años han hecho un magnífico trabajo", máxime cuando su labor, así
como la del resto de trabajadores de la red pública sanitaria que se ocupan de
la donación, recibió la distinción del Merito Nacional 2010 por parte de la
Federación Española de Donantes.
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